MAPA (2012), León Siminiani

Siento haber estado tan desaparecida pero no tengo tiempo para nada, y si no veo películas nuevas no puedo escribir nada nuevo aquí tampoco. Por otro lado, en esta crítica me he dejado llevar mucho por las sensaciones por lo tanto puede que falten cosas por mencionar, como la música, por ejemplo. Espero que os guste :)




"Donde hay amor, hay cine". León Siminiani.

Hace una semana y media que fui al Matadero a ver Mapa (2012), de León Siminiani. No sabía de ello nada más que el título y el género (documental en primera persona), igualmente me bastaba.

Al comenzar a fluir las imágenes, fui consciente de que sí sabía algo de Siminiani, había visto Límites: 1º persona (2009) el año anterior en la universidad.

El cortometraje Límites me pareció en principio original y más tarde muy efectivo, capta de forma triste y cercana la realidad de una pareja que viaja al desierto en sus vacaciones, en las cuales se produce una brecha irreparable que los acaba distanciando sin remedio. Mientras que él, León, graba a Ainhoa con su cámara  en la distancia, creyendo fortalecer su vínculo a través del propio dispositivo cinematográfico, lo que ella siente no es más que soledad.


Límites, León Siminiani

En la misma línea nos encontramos con Mapa, un proyecto de documental en el que León viaja en solitario a la India, siguiendo los pasos de su amiga Luna, con el propósito de encontrar un nuevo largometraje en esa aventura. Lo que va grabando allí, sus pasos, sus pensamientos, es lo que acaba formando la película, un film de un making of de una película -sin dejar de ser paradójico-. Él reflexiona, se escinde en dos Leones Siminiani, el que se queja de lo "progre" que intenta parecer lo que graba y el propio León que no habla, sólo se comunica con el espectador mediante títulos en la imagen. Ambos discuten, confluyendo en un solo ser, ambivalente, dubitativo, continuamente pensativo.



La película -la primera parte- muestra el desarrollo de este viaje, en qué cosas se fija y qué piensa al mirarlas; una niña que se le antoja la imagen de su amiga Luna de pequeña, lo agobiante de las calles, el sonido de los coches, el yoga, lo deprimente del Ganges de noche y lo esperanzador del Ganges por la mañana.





El punto de "inflexión" que hace de Mapa una obra simétrica en dos partes es cuando en medio de ese trajín por la India, piensa continuamente en las parejas de expedicionarios que ve junto a él mientras que él se encuentra solo. Busca pareja, en vano, y se rinde. Una imagen le eclipsa: está enamorado de Luna, ha ido siguiendo sus pasos sin ser consciente de ello y allí está él, en la India y ella en Madrid.


A partir de ese momento, en el que decide volver para contarle todo aquello a su amiga, la película deriva en un vagar de unas cosas a otras, tal y como lo hace la mente y la vida en la realidad, él se ríe de sí mismo y aunque el espectador también le ríe las gracias, la película no va de eso. La película es arrebatadoramente triste, trágica, muestra la deriva real de un ser humano que no sabe hacia dónde apuntar. León Siminiani se desnuda y nos muestra su cuerpo indefenso, su carne cruda ante la cámara, nos abre una gran ventana a una época de su vida bastante delicada, sin querer pensar en lo duro que debe de haber sido hacer de todo aquello su nueva película, revisando el material una y otra vez para componerla finalmente.

El espacio es agobiante: un estudio en Madrid, pequeño, del que León apenas nos permite salir para contarnos otras cosas. Esta segunda parte es por ello simétricamente diferente a las imágenes de montañas desérticas, ríos, monzones. Es terriblemente urbanita y asfixiante. Lo vemos encerrado ahí y no podemos salvarle.

Es una película que nos hará pasar buenos ratos con las autocríticas de su autor,  con sus buenos momentos y las imágenes de ese terreno tan exótico como puede ser la India, a la vez que nos hará sentir melancolía y quizá esa sensación nos lleve a recordar algún momento personal parecido al de León. La película te remueve por dentro y no te deja igual que en el momento en que entraste a la sala.

Es verdaderamente una joya por descubrir.







The Guard (El irlandés), John Michael McDonagh. (2011)


The Guard es una película aparentemente sencilla y en algunos casos calificada como “comercial”, aunque dentro encierra varios subtextos que no son visibles a primera vista.
La historia narra la vida cotidiana de un policía irlandés, el sargento Gerry Boyle (interpretado por Brendan Gleeson, nominado en varios certámenes como Los globos de oro por su papel, por el cual consiguió el premio en el festival Internacional de Valladolid). Vive tranquilo en su casa, cuida de su madre, bebe, se droga y contrata prostitutas. Se podría decir que no es el estereotipo de policía que se nos viene a la cabeza, pero a la vez es una imagen más humana y natural de la autoridad, por lo que la identificación con el protagonista nos es muy fácil.  



El flujo natural de la vida de Gerry Boyle se ve interrumpido cuando entran a escena unos traficantes de droga, con la consecuente intervención del FBI, que entiende de una manera muy distinta la actividad policial. Aquí es donde irrumpe Wendell Everett (Don Cheadle) con una magnífica actuación. A pesar de esta imagen de despreocupación que muestra Gerry Boyle, éste acaba convirtiéndose en un auténtico samurai comprometido con la causa.
La película muestra a través de Gerry Boyle la característica cultura irlandesa, cómo se concibe la vida, de una forma más relajada y amable, y a la vez más cerrada respecto al estilo de vida de la ciudad. Las diferencias culturales entre irlandeses e ingleses o americanos no tardan en surgir, lo cual produce en la mayor parte encuentros cómicos entre los personajes. La comedia en este thriller queda perfectamente integrada, aunque no por ello pierde su seriedad.


Se podría decir que en esta película se habla críticamente de un tema muy importante: la corrupción. Está ahí y en ocasiones la justicia no puede hacer nada contra ella. Por lo tanto a pesar de ser una mezcla entre cine negro y comedia, no debemos subestimar ese discurso político que entraña la película. 
Por último, respecto a lo técnico, las imágenes de los clásicos terrenos verdes y abiertos de Irlanda son increíblemente bellos, junto al resto de la fotografía y la iluminación, que saca lo mejor de Brendan Gleeson.

Hierro 3 (Bin-jip), (2004), Kim Ki-duk



Hierro 3 es la primera película que veo del director surcoreano, Kim Ki-duk, y puedo decir que me ha dejado anonadada.
La película trata acerca de Tae-suk (Hyun-kyoon Lee), un joven que vive habitando casas vacías temporalmente, viviendo las vidas de sus “huéspedes” mientras éstos no están, tomando su comida, utilizando su ropa. Se asegura del tiempo aproximado que tardarán en volver escuchando el mensaje del contestador. Cuando deja una casa, la deja tal y como estaba antes, excepto por algún detalle: le hace la colada a los dueños, arregla sus básculas, pistolas, relojes.  En un momento dado, en una de las casas que invade descubre a una mujer atemorizada, Sun-hwa (Seung-yeon Lee), llena de heridas y golpes, signo físico del abuso marital. Ésta se une a él y abandona su infierno personal. 




 La película transcurre la mayor parte en silencio, los dos personajes no suelen hablar y demuestran con esto una idea principal en estos cines mínimos: la palabra es absolutamente prescindible. 
Ambos son fantasmas, viven vidas de otros, callan -mas los gestos son más sinceros que las palabras-, se fotografían a sí mismos con las fotos enmarcadas de otras personas, a falta de la compañía de gente real. Se retratan junto a premios que no han ganado, con ropa que no han comprado. Viven las vidas de ricos y pobres, se disfrazan para luego volver a dejar el disfraz en su lugar.


Se dirigen de una casa a otra en una moto, viven en una eterna deriva, de este modo escapan de la rutina impuesta por la sociedad, de la rutina opresora literal como es el machismo encarnado en el marido de Sun-hwa. Representan la ausencia total de estereotipos sociales, Tae-suk limpia la ropa, cocina, le elige la ropa a ella, le corta el pelo: son iguales, él practica el golf con su hierro 3, ella tumbada en la hierba admira la noche. No tienen pasado o lo olvidan, no tienen raíces y esto es lo que los hace libres.
Él (y ella más tarde) arreglan equipos electrónicos y casi todo tipo de aparatos, relojes, minicadenas: saben cómo funciona la máquina, la maquinaria que mueve al mundo, y hábilmente escapan de ella. 
Esta vida regida por el azar deriva al caos, al horror, a la sangre y la violencia, es algo de lo que no se puede escapar, es algo inherente a la vida.
Tiempo lento, movimientos precisos, miradas, encuadres bellos dentro de una misma estética, de una misma poesía. La lentitud del tempo no implica aburrimiento sino todo lo contrario, curiosidad, gusto, goce visual. Para los amantes del cine asiático y para aquellos que aún no lo han descubierto, ésta es su película. 

Django Unchained (2012), Quentin Tarantino

En la primera entrada comenté que quizá fuese introduciendo aportaciones de amigos en el blog, ¡pero no esperaba que fuese tan pronto! :) Le pedí a Rafael Almena, un amigo de toda la vida, que me escribiera unas líneas acerca de la nueva película de Tarantino, y aquí las tenemos. Espero que os guste la colaboración, ¡pronto habrá más! 



“No abuses de mi gran corazón” Calvin J Candie.

Después de Death Proof e Inglorious Basterds, hoy he ido por tercera vez al cine a ver una película del gran Quentin Tarantino, Django Unchained. La historia trata sobre Django, un esclavo que se alía con el cazarrecompensas que le libera, Dr. King Shultz, para rescatar a su esposa, Broomhilda, de la plantación de algodón que regenta el sádico Calvin Candie.

Había ganas de ver un western de Tarantino. Antes había homenajeado al género (el principio de Kill Bill vol.2, el honor de los hombres de Reservoir Dogs…) pero no había hecho una película dentro del mismo, por eso la gente quería ver de lo que era capaz, y no ha decepcionado.
La película está ambientada a finales del siglo XIX, en el sur de Estados Unidos. Django viaja con una caravana de esclavos cuando en su camino se cruza King Shultz, un cazarrecompensas que está interesado por él, ya que quiere que le ayude a capturar a tres bandidos de los que desconoce su rostro. Django es liberado y accede a colaborar con Shultz, puesto que esos tres bandidos torturaron a su mujer en el pasado. A partir de ahí, se desarrolla la historia de amistad entre los dos hombres, con muchos muertos y mucha sangre de por medio. Django y Shultz se asocian, y este último promete a Django que irán a rescatar a Broomhilda, la esposa de Django.




Una de las mejores escenas de la película es la de la presentación de Calvin Candie, que no llega hasta la hora pasada de película. Django y Shultz se hacen pasar por negreros simulando su interés por uno de los esclavos de Candie para poder acceder a su plantación. Una vez allí, observan que Candie está presenciando una pelea de mandingos (esclavos utilizados para luchar entre ellos) a muerte. Así observamos el carácter brutal de Candie, una persona que se lo pasa en grande viendo como se matan dos hombres entre sí. La violencia no escasea, pero al igual que a veces puede parecer cómica, en otras es de lo más desagradable, incluyendo todas las películas de Tarantino (la aparición de d’Artagnan o la pelea de mandingos antes mencionada). 

En lo referente al reparto, Leonardo DiCaprio encarna a uno de los mejores villanos que se ha visto últimamente. Se le coge bastante asco nada más verle. Por otro lado, está Christoph Waltz haciendo de King Schultz. Es el personaje cómico de la película y el que más carcajadas arranca. Jamie Foxx también cumple con creces, pero también me parece el personaje que menos interés tiene. Por último hay que destacar a la mayor sorpresa de la película: Samuel L. Jackson. Su Steven es el personaje más llamativo e interesante de la película, y los que la han visto seguro que saben por qué.
Para terminar, hay que decir que es una película larga (165 minutos) pero muy entretenida y que se pasa volando. Tarantino da lo mejor de sí en un festín del exceso de sangre, violencia y mucha comedia.
He oído que se criticaba a la película por hacer una parodia de la esclavitud. Aquí está retratada con todo menos con gracia.

Rafael Almena 

Amour (2012), Michael Haneke.


Ayer fui al cine y vi Amour (2012), dirigida por Michael Haneke. Trata acerca de la vida de dos ancianos, Georges y Anne, y de cómo Georges se ocupa de ella, cuya salud empeora cada día, hasta su muerte.
Interpretada por Jean-Louis Trintignant como Georges y Emmanuelle Riva como Anne, Amour comienza con una imagen heladora: la policía adentrándose en una casa en la que encuentran a la señora Anne muerta desde hace tiempo, en su cama, sobre un lecho de flores. 
Después de esta secuencia, la historia vuelve al pasado, comenzando la narración con la pareja de ancianos, Georges y Anne, que asiste a un concierto de piano de un ex-alumno de ella. Al volver a casa comprueban que la cerradura ha sido forzada pero no abierta. Comentan algo sobre otro robo de un conocido, algo que podría resumir toda la película:
“Matilde me contó que en su casa entraron por el techo para robar. Sacaron los cuadros valiosos dejando los marcos, sin dejar rastro”.
Porque la muerte de un ser querido es eso: comprobar que los marcos permanecen y que los lienzos han desaparecido, sin dejar huella. Esa es la historia que se trata enAmour, una pareja que va viendo cómo poco a poco la vida se les escapa, sin poder remediarlo, sin poder volver atrás, viendo que cada cambio para mal nunca será reparado, nunca irá nada a mejor, que cada instante de algo bueno será el último. Todos sabemos acerca de la muerte pero no la conocemos de cerca, no sabemos cómo es el ver cómo avanza sin piedad y más rapida cada día, cómo va haciendo más mella a medida que pasan los minutos. No es agradable contar al público eso que nadie quiere oir ni ver, presenciar cómo la persona que lleva a tu lado toda la vida va desvaneciéndose irremediablemente con el tiempo.
Hace dos días vi The Deep Blue Sea, de Terence Davies, y viendo Amour me acordé de una secuencia en la que una señora que cuida de su marido (que ya no es independiente y no puede siquiera asearse por sí mismo) le da una lección a Rachel Weisz, que dice estar enamorada: “Se dicen muchas tonterías sobre el amor. ¿Sabe lo que es el amor? Limpiarle el trasero a alguien o cambiarle las sábanas cuando se ha orinado, y dejarle mantener su dignidad para poder seguir adelante.”

La película cuenta ese amor y esa dedicación incondicional por parte de Georges de un modo sincero y sin tapujos ni ornamentos musicales, las escenas transcurren en silencio y con su sonido diegético, deja fluir los hechos y las miradas, con planos fijos y largos, en un tempo lento y natural que casi no te deja tiempo ni para pensar, sólo puedes seguir con el corazón encogido hasta el final.
Ante tal declaración de sinceridad visual por parte de Haneke, no se le pudo hacer más homenaje a su historia que con un silencio sepulcral en la sala de cine durante todo el tiempo que duraron los créditos finales.

Who I am





Quién soy:
Soy Andrea Dorantes, de 21 años, estudiante de 4º curso de Comunicación Audiovisual en Madrid. El “quién soy” no debería estar motivado por esto, pero aun así supongo que es revelante.
Empecé a estudiar mi carrera por varios motivos. Al principio quise hacer una carrera lo más parecida posible a lo que en realidad me interesaba, la fotografía. Yo no sabía demasiado de cine, aunque igualmente me atraía. Al pasar los años (y las asignaturas) me di cuenta precisamente de que la falta de asignaturas relacionadas con la fotografía no me importaba, sino que ahora había encontrado algo que me atraía más si cabe: el cine.
Por otro lado, este blog surgió en mi cabeza tras el pánico y el vértigo que me produjo ser consciente de que había acabado prácticamente una etapa importante, la carrera, y el preguntarme para quién escribiría ahora mis críticas / opiniones sobre determinadas películas, si ya no tenía trabajos que presentar. 
Este blog:
Decidí crear este blog por ese principal motivo: darle un lugar físico a todas esas ideas que me rondan por la cabeza al terminar de ver una película. 
Simplemente creo que lo necesito, por ello escribo estas líneas para quien se aventure a adentrarse por esta ventanita a leer mis ideas o comprobar que sigo escribiendo.
Disfruten.
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