Por
fin llega algo de Hong Sang-soo a nuestro país, y es que éste es el
primer filme del director disponible en las salas comerciales
españolas. El director surcoreano viene de la mano de una
camaleónica Isabelle Huppert para contarnos tres historias
paradójicamente distintas y parecidas a su vez. Al director, que se
sabe apreciado por la crítica, no le importa ser un desconocido para
el público general, y aprovecha este extraño privilegio para
trabajar con más libertad sin forzar elementos con una aspiración
comercial. Sang-soo, a pesar de estar rascando la superficie de lo
humano, utiliza una puesta en escena que podría parecer poco
delicada: planos-secuencia, poco montaje, zoom-in en lugar de cambiar
a planos más cortos cuando se trata de secuencias íntimas y
emocionales... Pero no debemos caer en el engaño, ésta es la marca
del director.
Hong
Sang-soo introduce a Anne, una extranjera francesa (Isabelle
Huppert), en Corea, su entorno habitual. Ella, en los tres distintos
papeles que encarna en cada una de esas historias, se mueve en ese
lugar extraño y ajeno y hace por adaptarse a esa cultura, en
ocasiones con tintes de comedia. El director juega con la narración
y se recrea en ello, mostrando tres relatos los cuales transcurren en
el mismo lugar, con la misma actriz protagonista, pero con distintos
personajes y una historia diferente. Lo curioso de todo este juego es
cómo esos tres mundos parecen conectados como si se dieran tres
universos paralelos en el mismo lugar, ofreciendo al espectador un
aire de laberinto, jugando con diálogos e historias parecidos pero
no iguales. La sensación de déjà-vu no abandona al público
durante toda la película, ya que incluso algunos objetos y hechos se
repiten en varias de las historias, lo que las hace parecer
interconectadas entre sí. Aunque esto puede resultar a veces un
error: hay ocasiones en las que este estudio sobre la narración
descoloca un poco, incluso cansa, sobre todo cuando se dan aquellos
diálogos tan parecidos entre sí, conociendo el espectador ya cada
palabra del mismo y cuál será su desenlace.
Aun
así, este juego hace de la película algo ligero, digerible, ya que
no llega a profundizar mucho en ninguna historia pero aun así se
puede abstraer el gran tema: la esencia del hombre, el amor, el
error, el engaño, la pasión, la infidelidad; todo aquello que nos
hace humanos.
A
pesar de esa segunda lectura, quizá el
que En otro país
carezca de profundidad lleve a la sensación de que no
tenemos tiempo apenas para identificarnos con el personaje, entender
cómo actúa y qué siente, por lo que de película ligera
puede pasar a ser olvidable.
En
otro país es un filme agradable
en cualquier caso. Probablemente cada persona saque algo bueno de él,
y creo con firmeza que el público disfrutará de la película,
además de que gracias a la experimentación con el relato, pueda
inducirle un aire nuevo a aquel espectador que no esté muy
acostumbrado a ver cine con esa clase de indagaciones
meta-cinematográficas.