Los límites del cuerpo.



"Por lo menos las cicatrices permanecen" -Mathieu


Love and bruises, de Ye Lou (2011) en un principio podría parecer una historia de amor más. Pero en cambio, es un ejercicio de ahondamiento en lo más profundo de las relaciones humanas actuales, de cómo funcionan los lazos y cómo esto se ve reflejado en el amor. La inestabilidad de la sociedad contemporánea, que es acorde a la fragilidad de los vínculos personales, da como fruto este tipo de conexiones en una relación de causa-efecto.
Todo comienza con Hua, una profesora china en París, teniendo unas últimas palabras suplicantes con su exnovio, que acaba de terminar con la relación. Ella, abandonada, rota, sola, se encuentra en medio del caos que supone la ciudad, de su ruido que no permite pensar y no deja de abrumar al espectador. En medio de ese estado de confusión aparece Mathieu, un obrero, y aquí empieza la vorágine.
Ambos comienzan una relación de amor, pero siendo éste destructivo, violento y dañino. Ye Lou presenta de este modo la gran complejidad del amor, amor como locura ininteligible e imparable, amor como algo extraño, muestra sus entresijos y se pregunta qué lo mueve y hasta dónde nos hace llegar. 



La relación que mantienen Hua y Mathieu se mueve entre el machismo y el victimismo, él la trata como a un objeto, en un tira y afloja constante de amenazas y chantaje emocional. El director muestra aquí una crítica a esta sociedad machista en la que vivimos, y el discurso de la película habla por la boca del profesor de la universidad a la que asiste Hua, que enseña acerca de la lucha de la mujer y de sus derechos, a la vez que, como en otra secuencia señala él mismo, lo que se enseña en las clases es abstracto y no corresponde en absoluto con la realidad. Porque la sociedad que presenta Ye Lou es una en la cual si una mujer dice "no" es porque no sabe lo que quiere, la mujer no tiene derecho a desencajarse de su papel dócil y tomar sus propias decisiones. Mathieu hiere a Hua verbal y físicamente, y se deja entrever que quizá el motivo sea la diferencia de clases aunque ello no tuviese por qué implicar diferencias de valores.
Aquí es cuando surge la pregunta ¿por qué ella no lo deja? Y éste es el punto en torno al cual gira la película. Hua es la imagen de quien renuncia a su identidad y se abandona a convertirse en un objeto.
Ella proviene de una sociedad intelectual que impone de algún modo un determinado estilo de vida, monótono, igual. Ella ha salido mal parada de este círculo tras su anterior ruptura, y quizá por llegar a sentir algo, aunque sea dolor, en medio de una vida predefinida gris y fría, prefiere esto. Prefiere intentar sentir, abandonarse al azar. No se quiere dejar atrapar por la rutina, y por ello busca nuevas vivencias y experiencias debidas al devenir, a los encuentros. De modo que Hua hace lo que canta Johnny Cash en Hurt, I hurt myself today to see if I still feel... en una relación llevada al extremo, en la cual a través del sexo se culmina la dominación absoluta de la mujer.



La puesta en escena es simétrica al contenido, toma la forma de aquello que está ocurriendo; el caos que supone el amor se ve reflejado en una cámara en mano constante que vibra y nos descoloca, a menudo manteniendo muchos elementos fuera de foco, y utilizando una gama cromática cálida, así introduciendo al espectador en esa nebulosa incontrolable que supone la relación entre Mathieu y Hua.

Love and bruises es un retrato fiel de los amores líquidos, contrariados y violentos que se viven hoy en día, mostrando su dureza y su crueldad y a la vez su fragilidad, presentando desde una altura superior a ambos personajes en toda su desnudez, dejando al espectador la elección de juzgar o no a estos pobres infelices que no son más que el fruto de una sociedad que se dirige hacia el vacío.




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